miércoles, 13 de julio de 2016

La vida sin YouTube

El líder de equipo que tengo en el proyecto en el que estoy trabajando me decía en Madrid que estoy siempre con los trending topics. Hablo en pasado porque aquí no hay trending topic que valga. Internet funciona lentísimo y todas las aplicaciones, las páginas de internet y las referencias culturales son diferentes, por eso el blog tiene esta maquetación tan cutre: al ser de Google, no puedo acceder (minipunto a mi inteligencia, hacerme cuenta en Blogger y no en Wordpress, a sabiendas) y cuando accedo va a pedales y desisto antes. 
De cualquier manera, lo llevo bien, vaya. Es cierto que en España estoy todo el día que si el Facebook, el twitter, el instagram… Pero luego te acostumbras, y oye, me parece un poco hasta liberador (en cuanto ponga un pie en Hong Kong me lío la manta a la cabeza otra vez, lo sabemos todos) no estar pendiente todo el día del móvil sin ninguna necesidad. Me sorprende que Google haya claudicado y no esté presente en China, por un lado es un mercado enorme; pero por otra parte me agrada que por lo menos aquí puedas huir de su control. Y sobre todo me alegra que China haya conseguido lo que deberían hacer todos los países: si no pagas impuestos aquí, no cobras un duro aquí.
Y luego lo pienso: “Joder, Google, tío, 1500 millones de chinos para rastrear, cotillear y sacarles los cuartos, ¿de verdad no te compensa doblar la rodilla? Y de paso permitirme a mí tener mi internet habitual, ya que estamos”. Y mira, puede que no. Baidu y WeChat tienen el mismo mercado que Google, con contenidos 100% chinos para chinos, ¿para qué iban a cambiar de aplicaciones?

La ausencia de Facebook y Google hace que los chinos sean un poquito más auténticos, palabra que me gusta utilizar para gente, cosas o lugares a donde, básicamente, Google no ha llegado, pero también para gente, cosas o lugares donde no están pendiente de la última tontería de la Kardashian (¿qué será de ella?) ni de venderle una paella con un chorizo que sobraba en el fondo de la nevera a un guiri. Y es ahí donde te chocas con otra cultura.
El otro día le pregunté a un compañero de trabajo que si tenía algo como YouTube, y se pensó que era un programa de cálculo.
Ayer pensé, con toda mi inocencia: te vas al 7/11 (eso sí que hay) y te compras un sándwich mixto para cenar. Y solo vendían deditos de pollo (deditos son los deditos, los deditos amarillos con uña donde se apoyan las gallinas).
La semana pasada me dijo una compañera de trabajo que la paella le había parecido una guarrería porque el arroz estaba durísimo.

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